«A.I. Inteligencia Artificial» (A.I. Artificial Intelligence)
Steven Spielberg
USA, 2001
Nos encontramos ante una película importante, con un costoso diseño de producción que Steven Spielberg dirige magníficamente. A.I. tiene un diseño de escenarios con un razonable equilibrio entre lo actual y lo futuro. Contiene bastantes hallazgos visuales interesantes, así como el robot Gigolo Joe/Jude Law, el osito, Rouge City, y una historia para pensar largamente en metafísica. Con una inolvidable frase e imagen de antología : “el lugar dónde lloran los leones”
Sin duda Spielberg es un gran director y yo no le quito ningún mérito. Sin embargo, a partir de un momento dado, todas sus películas están impregnadas de algo profundamente melancólico, pesimista y oscuro, que mo me apetece demasiado contemplar. Así como de familias disfuncionales (la impronta debería ser hecha por la madre y el padre). En el caso de IA no se puede evitar constatar que el androide David es un ser muy perturbador, siniestro y altamente peligroso al interpretar tan restrictivamente sus capacidades.
Que se nos está diciendo de forma totalmente partidista y sin matices, que todos los humanos son malos y que todos los robots son buenos, con escenas altamente crueles como las de las “Feria de la carne”. Toda la película está atravesada de ese sentimiento de tristeza y desesperanza. Y que la presencia final de los extraterrestres queda un poco fuera de lugar, tan solo como una forma de poder añadir un final ¿feliz?
A.I. está basada superficialmente en un relato de Brian Aldiss llamado “Supertoys Last All Summer Long” (Los superjuguetes duran todo el verano), con elementos de Pinocho e influencia del poema de William Butler Yeats “The Stolen Child” (El niño robado) del que se cogen palabras para que David vuelva a Manhattan. Al parecer A.I. fue un proyecto de Stanley Kubrick que no llegó a realizar por diversos motivos y Spielberg respetó parte del material. Las palabras que la madre le dice David como “impronta” eran de Kubrick.
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